Estas personas que están delante nuestra cada día en el trabajo , en el hogar , por la calle son nuestro reflejo espiritual, gracias a ellas podemos ver actitudes , comportamientos que nos gustan, admiramos o nos disgustan y nos resultan desagradables.
Las cosas que admiramos en los demás son cualidades propias que deseamos fortalecer, aumentar en nosotros mismos. Las acciones, comportamientos que nos disgustan, son las cosas sobre las que debemos trabajar. Si reconocemos en los demás lo bueno o lo malo es porque en nosotros también está representado en mayor o menor grado .
La persona puede cambiar por una decisión propia y cuando quiera su personalidad. No hay limites en lo que una persona puede cambiar, eliminar, adquirir. Para ello debemos vivir el momento y observar con mente abierta y en paz, reflexionar y cambiar poco a poco esos juicios.
Cuando estés libre de ese juicio no juzgarás , lo verás con compresión , compasión fuera de tí.
¿Cómo podemos influir en los demás?
Partiendo de nuestra vida, de nuestra forma de actuar y de lo que hacemos cada día, dando ejemplo, con un compromiso permanente de ser mejores personas, porque somos reflejo para los demás y para nosotros mismos.
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